lunes, 16 de octubre de 2017

CURIOSIDADES 5

Historia de la moda (5º parte)

Peinados


La moral victoriana se distinguió por tener principios rígidos y estrictos, siendo evidente este estilo en la forma de llevar los peinados. Se instauró la sencillez como línea a seguir en todos los sentidos, dejándose de usar las pelucas y abalorios de fantasía.
El cabello adquiere un significado especial, sobre todo en las mujeres, representando su sexualidad.
Surgen nuevas profesiones, entre ellas, la peluquería. Los peluqueros trabajaban sobre todo a domicilio en el caso de las mujeres de la burguesía; los hombres en cambio continuaban acudiendo al barbero a cortarse el cabello, aunque hay un caso que destaca al tratarse de la primera peluquería de éxito y la aparición del termino de franquicia.
Los estilos de cabello, tanto en hombres como en mujeres, variaron a través de las décadas de este período.

LAS DAMAS
En la época victoriana, el cabello de una mujer occidental era considerado una parte importante de su aspecto. A ambos lados del Atlántico, éste estilo occidental marcó su estatus y su feminidad.
Durante la adolescencia, la mujer victoriana comenzaba a recoger su larga cabellera hacia arriba con lazos. También se dejaba suelto el pelo o recogido en trenzas y atado con una cinta.
Al cabello de la mujer se lo enrollaba, rizaba y combinaba en una variedad de peinados elaborados, a veces adornado con joyas o plumas. Estos estilos cambiaron con la evolución de modas, pero el pelo no era cortado a menos que sea absolutamente necesario. Como en muchas sociedades, la doctrina religiosa fue un factor determinante en cuanto al aspecto del cabello de la mujer victoriana, ordenaban que el pelo sea cubierto o recogido hacia arriba, particularmente si la mujer era casada. En la época victoriana ver un cabello mal peinado, desarreglado y poco cuidado era considerado pecaminoso.
Entre las clases medias y altas el pelo de una mujer se convirtió en el punto focal de interés sexual, la expresión primaria de su feminidad. Para las clases más pobres, mantener la cabellera larga en medio de enfermedades y falta de higiene de la época era una idea muy poco práctica. Muchas mujeres de clase baja recurrían a la venta de su cabello por dinero en efectivo.
Se creía que la personalidad de una mujer podría inferirse de su cabello. Las mujeres de cabello rizado se las consideraban más dulces y naturales que las mujeres con el pelo liso. Cabellos largos y sueltos se asociaban con la sexualidad de la mujer, o sea mientras el cabello sea más largo y más grueso, se creía que iba a ser mayor la naturaleza pasional de la mujer. Tal vez fue por esta razón que las mujeres comenzaron a ser fotografiadas desde la parte lateral o trasera con el pelo largo que fluye libremente por la espalda. También demostraban con las fotos de que no tenían que recurrir a cabello artificial o postizos para lograr sus peinados.
 
Las mujeres, en 1840, y hasta 1860, usaban rodetes en la parte superior de la cabeza, y combinaban rodetes con rizos que colgaban a los costados de la cara. Adornaban sus cabellos con peinetas, flores, hojas, perlas, o cintas enjoyadas. Solían peinarse también con una raya al medio, y un rodete en la nuca. Cerca de 1860 los rodetes atados en la nuca se volvieron de uso casi general. Los rizos alrededor de la cara eran populares alrededor de 1850. Los rizos y ondulaciones, después de 1860, fueron muy populares entre las mujeres, y usaban ruleros de metal durante la noche para mantener el cabello ondulado. En 1872 el francés Marcel Grateau patentó la "plancha enruladora", que eran unas tenazas de forma de tubo, uno cóncavo y el otro convexo, que se calentaban y mantenían el cabello ondulado. Este invento fue un gran suceso y permitió formar nuevos estilos de peinados, como uno que llevó su nombre, el "ondeado Marcel".
EL ESTILO "POMPADOUR"
Cerca de 1880 se comenzó a usar mucho el estilo "pompadour", que consistía en levantar el pelo hacia arriba en la parte central y dejar caer rizos a los costados. Una variante fue el "estilo francés", que era el pelo amontonado en la parte superior de la cabeza y rizos en la frente. El estilo "Gibson Girl" se puso de moda cerca de 1890 y duró hasta entrado el siglo XX. Para lograr el estilo "Gibson Girl", las mujeres se añadían en la parte frontal de la cabeza postizos de pelo, que hacían generalmente de su propio cabello, guardando el que quedaba en sus cepillos en un recipiente de cerámica, bronce, o cristal. 
LOS CABALLEROS
Los hombres, desde 1840 hasta aproximadamente 1865, usaron el cabello más o menos largo, y se pusieron de moda los bigotes, los grandes mostachos, las patillas, y las barbas en punta. También estuvo de moda el estilo puritano del siglo XIX, sin bigotes y con patillas y una barba corta, como Abraham Lincoln.
Después de 1860, y hasta fin del siglo, los cabellos se fueron usando más cortos, pero las barbas, y especialmente los mostachos, siguieron usándose. Los caballeros usaban distintos tipos de ceras y aceites para mantener sus mostachos en forma, incluso armazones que se ponían durante la noche para conservar la forma del bigote. Hacia el final del siglo muchos eligieron tener sus rostros completamente afeitados y el cabello corto. De todos los productos usados para acondicionar y fijar el cabello, como el aceite de oso o el bay rum, el más popular fue sin duda el aceite de macasar. 
LOS PRIMEROS SALONES DE BELLEZA
El moderno concepto de salón de belleza femenina fue desarrollado por una canadiense, Martha Matilde Harper (1857-1950), quien de alguna manera inventó también el concepto actual de franquicias en los negocios.
En 1882 se mudó a New York y comenzó a fabricar un tónico para el cabello basado en productos naturales, que no le causaba ningún daño al cabello. Con sus primeros 360 dólares de ahorros, comenzó una inteligente carrera empresarial basada en un activo marketing y un gran sentido de la innovación. Abrió su primer salón de belleza, con el lema de "salud es belleza", con lo cual dejaba de lado la idea de vanidad en la belleza y hacía énfasis en la importancia de la buena salud que reflejaría una imagen armónica.
Por otro lado, se educó con tutores en el arte de la conversación elegante y las buenas maneras sociales, a la vez que se fue a vivir a uno de los edificios más prestigiosos de Rochester. Para ser ella misma un atractivo para su clientela, se dejó crecer el cabello hasta el suelo, y lo mantenía sano y brillante. En esa época las mujeres hacían sus arreglos capilares en su casa, ayudadas por su personal doméstico, o asistidas por peluqueros o peinadores que iban a domicilio. Martha abrió su salón especialmente para mujeres en Rochester, el "Harper's Salon", que tuvo un éxito inmediato.
Cuando otras mujeres quisieron abrir negocios como el de ella, ella ofreció el contrato de franquicias, acompañado de escuelas de peluquería, lo cual se llamó el "Harper's Method". Los contratos incluían la cláusula de que todos los salones debían proveerse de sus productos de belleza en el de Martha. Estableció también una serie de standards para contratar personal y entrenarlo. A fin de siglo ya había cerca 200 salones abiertos en EEUU y en 1920 eran ya 500 incluyendo franquicias en Alemania y Escocia.

INVENTOS

LAS PRIMERAS MÁQUINAS DE AFEITAR:

1890: SE INVENTA EL PRIMER SECADOR DE CABELLO:


 FOTOS DE CABELLO LARGO